No
podemos (o casi) encontrar en teatro un tema de mayor actualidad y más reciente
que éste. Cuánto daríamos los ciudadanos por mirar por un agujerito para ver
qué ocurre en los juicios y sesiones de declaraciones de políticos imputados. Esta
vez no miramos por un agujerito, sino a través de una ventana abierta, la que
nos brinda el escenario de un teatro. El teatro, en este caso, no es tan
ficción como parece.
Jordi Casanovas
es quien realiza la dramaturgia de Ruz-Bárcenas, una obra que nos pone
sobre las tablas el segundo interrogatorio
del juez Pablo Ruz al extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. Se trata
de una transcripción de la declaración
que hizo el 15 de julio de 2013 en la Audiencia Nacional ante el juez. Dirigida por Alberto San Juan, cuenta
con las interpretaciones de Pedro
Casablanc en el papel de Bárcenas y Manolo
Solo encarnando a Ruz.
En
este segundo interrogatorio, Bárcenas desmiente todo lo que afirmó en pasadas
declaraciones. Ahora aclara la procedencia de ciertas donaciones que recibió el
PP, sobresueldos, movimientos económicos no declarados y otros tantos
escándalos. Bárcenas confiesa que ha recibido presiones. Por eso está dispuesto a tirar de la manta y
aclarar todos los datos que hagan falta.
Jordi
Casanovas ha adaptado las cien páginas y casi cuatro horas de declaración,
dejando la función reducida a una hora. Salvo recortes y reordenación de
algunos fragmentos, todas y cada una de las palabras son las que están en la
transcripción. No hay un nombre o cantidad inventados, hay largas enumeraciones
de datos y, aunque pueda parecer que no, es
una función que mantiene atento e interesado al público todo el tiempo.
Ante
todo lo que escuchamos, en ocasiones, se escapan risas de entre el público
cuando salen a colación nombres como el de José Luis Moreno o Mercadona. No damos
crédito a que todo eso que estamos escuchando sea real y que esté involucrada
tanta gente que hoy nos gobierna. Es que todo parece una broma macabra, una desvergüenza
y una tomadura de pelo a todos los ciudadanos. Frases como “me llegó un sobre con 50.000
euros y lo que hice fue dividirlo en otros dos sobres, uno con 25.000 euros y
otro con otros 25.000 euros. Uno se lo entregué a Mariano Rajoy y otro a María
Dolores de Cospedal”, pronunciada por Bárcenas durante el interrogatorio, es
sólo una muestra de las cifras escandalosas que van y vienen.
Manolo Solo,
como el juez Ruz, sentado a la derecha del escenario detrás de una mesa llena
de papeles pasa lista con nombres y cantidades. Serio y recto en su papel,
vemos en él gestos curiosos de sorpresa y perplejidad ante lo que oye. Pedro Casablanc, interpretando al
extesorero Bárcenas, consigue una identificación total con su personaje: misma
voz, mismo físico, gestos, muecas... Los silencios, las pausas, la
determinación, la actitud… nos tiene con la boca abierta desde el comienzo de
la función: es Bárcenas. ¡Grande Casablanc!
Ambos
realizan verdaderos ejercicios de contención con sus papeles, pues no se mueven
de sus sillas salvo en una ocasión: cuando el juez Ruz es llamado y debe
abandonar por un momento la sala y Bárcenas aprovecha para situarse frente al
público –la audiencia- y realizar un pequeño monólogo en el que explica que ha
sufrido amenazas y que ya no le calla nadie.
No
se tiran el texto el uno al otro sin más, sino que se escuchan –cosa muy
importante sobre un escenario-. Se saben Ruz y Bárcenas y no Solo y Casablanc,
cosa que agradecemos y hacen que olvidemos que estamos en un teatro. Por un
momento pensé que estaba en la verdadera sala de declaraciones.
No hay comentarios :
Publicar un comentario